El hidrógeno, un combustible que requiere máxima seguridad industrial
Las metodologías tradicionales de identificación de riesgos pueden adaptarse a las plantas de producción de hidrógeno.
Desde hace algunos años, el hidrógeno está protagonizando un gran número de proyectos en la industria española como parte de la transición hacia una energía más limpia que marca la Unión Europea. La Estrategia Europea del Hidrógeno tiene como objetivo llegar al 2030 con un sistema comunitario integrado con al menos 40 gigavatios de electrolizadores y 10 millones de toneladas de hidrógeno renovable, una tecnología que para 2050 debería alcanzar la madurez y desplegarse a gran escala en todos los sectores difíciles de descarbonizar.
Todo ello forma parte de la lucha para erradicar las emisiones a la atmosfera y, en especial, de dióxido de carbono, gas altamente contaminante que contribuye negativamente a la crisis climática del planeta. El uso exponencial del hidrógeno verde supone avanzar hacia un nuevo periodo histórico donde la industria y la sostenibilidad van de la mano para nunca más ser incompatibles. Y es que este combustible se utiliza como motor para mover vehículos terrestres y marítimos, así como para generar electricidad.
No obstante, el hidrógeno es un elemento químico altamente inflamable y, por lo tanto, es de vital importancia que la industria siga unos patrones de seguridad estrictos. Los procesos de producción de hidrógeno requieren de un profundo análisis de los peligros que conllevan y es conveniente aplicar metodologías apropiadas de identificación y evaluación de riesgos desde etapas muy tempranas del diseño, especialmente relevante para proyectos incipientes y novedosos.
Existen diferentes técnicas a aplicar para detectar los potenciales peligros tanto del diseño de una planta de hidrógeno como de las operaciones que se llevan a cabo. En etapas de diseño preliminar, TEMA recomienda la flexibilidad del método What If…?, que permite plantear diversos escenarios de riesgo y extraer un listado de posibles incidentes, así como sus consecuencias y las posibles soluciones para la reducción del riesgo. En etapas de diseño más avanzado, lo ideal es apostar por técnicas PHA, como el HAZOP, con el que se realiza un examen más detallado de la instalación y los procesos.
En los últimos tiempos, TEMA ha constatado el aumento de la demanda de estudios de seguridad para proyectos relacionados con el hidrógeno y ha participado en varios mediante la metodología de Análisis Funcional de Operabilidad. Para dar respuesta a esta nueva realidad, el equipo de expertos en seguridad industrial ha adaptado los métodos tradicionales a casos concretos en que el elemento principal es el hidrógeno, por ejemplo, elaborando el cálculo de consecuencias accidentales y viabilidad de la producción de hidrógeno mediante electrólisis de agua, así como de captación de CO2 atmosférico por medio de un proceso de absorción con álcalis o realizando un estudio de atmósferas explosivas en una instalación de producción, en el que se incluía el sistema de compresión, llenado, almacenamiento y distribución de cilindros.